miércoles, diciembre 03, 2008

LA SEGUNDA CLASE DE SOLEDAD parte 3

25 de agosto
Las tonterías de ayer. ¿Cómo podría enfrentarme a Karen? ¿Qué le diría? De nuevo he tratado de engañarme a mí mismo, de volver a lo que era. No. No debo ver a Karen.
Demonios, no logro controlar mis sueños.

30 de agosto
He estado visitando el cuarto de control y he permanecido afuera largas horas. No había naves anulares. No obstante, he descubierto que si salgo, los recuerdos de la Tierra se desvanecen.
Cuanto más lo conozco, más seguro estoy de que echaré de menos Cerbero. De aquí a un año, estaré de vuelta a la Tierra, mirando el cielo nocturno y recordando cómo el anillo emitía destellos de plata a la luz de las estrellas. Sé que lo haré.
Y el vórtice. Recordaré el vórtice y la manera en que los colores caracoleaban y se entremezclaban. Cada vez de un modo diferente.
Es una pena que nunca fuera un gran comerciante. Podría hacer una fortuna de regreso en la Tierra con una filmación del vórtice en el momento en que gira. La danza del vacío. Me sorprende que nadie haya pensado en ello.
Tal vez se lo sugiera a mi relevo. Algo para llenar las horas, si es que le interesa. Espero que sí. El saber de la Tierra se enriquecería si alguien le lleva un film. Lo haría yo mismo, pero mi equipo no funciona bien y no tengo tiempo para repararlo.

4 de septiembre
La semana pasada he salido cada día. No tengo pesadillas. Sólo sueños de la oscuridad, interrumpida por los colores del no-espacio.

9 de septiembre
Sigo saliendo y absorbiendo lo que veo. Pronto, muy pronto ahora, perderé todo esto. Para siempre. Siento que debo aprovechar cada segundo. Debo memorizar todo lo que sucede aquí en Cerbero para conservar el asombro, la maravilla y la fresca belleza dentro de mí cuando haya vuelto a la Tierra.

10 de septiembre
No han llegado naves durante un largo período de tiempo. ¿Habrán terminado entonces? ¿Habré visto ya la última?

12 de septiembre
Hoy no hubo naves. Sin embargo, salí y encendí las máquinas y dejé que el vórtice rugiera.
¿Por qué siempre hablo de rugidos y de los gritos del vórtice? No existen los sonidos en el espacio. No oigo nada. Pero observo. Y ruge.
Lo hace.
Los sonidos del silencio. Pero no en el sentido en que lo dicen los poetas.

13 de septiembre
Aunque no hubo naves, hoy miré el vórtice otra vez.
Nunca antes había hecho cosa semejante. Ahora, ya lo he hecho dos veces. Está prohibido. El precio, en términos de energía, es enorme y Cerbero se nutre de energía. Entonces, ¿por qué? Es como si me resistiera a abandonar el vórtice. Pero debo hacerlo. Pronto.

14 de septiembre¡Idiota, idiota, idiota! ¿Qué he estado haciendo? La Charon está a menos de una semana de distancia y me he quedado observando las estrellas como si nunca las hubiera visto. Ni siquiera he comenzado a empacar mis cosas. No he preparado las grabaciones para el relevo ni he dejado la estación en orden.
¡Idiota! ¿Por qué pierdo el tiempo escribiendo este maldito diario?

15 de septiembre
Casi he terminado de empacar. También han salido a la luz algunas cosas extrañas. Cosas que he estado tratando de esconder durante los primeros tiempos. Mi novela, por ejemplo. Durante los primeros seis meses escribí una; pensaba que era muy buena. Casi no podía esperar el regreso a la Tierra para publicarla y convertirme en un Autor. Ah, sí. La leí de nuevo el año pasado. Basura.
También encontré una fotografía de Karen.

16 de septiembre
Hoy llevé una botella de whisky escocés y un vaso al cuarto de control, me senté frente a la consola y me até. Bebí en honor de la oscuridad, de las estrellas y del vórtice. Los extrañaré.

17 de septiembre
Un día, según mis cálculos. Un día. Y estaré en viaje a casa, a una estrella fresca, a una nueva vida. Si tengo el valor de vivirla.

18 de septiembre
Casi es medianoche. No hay señales de la Charon. ¿Qué habrá fallado?
Probablemente nada. Estos programas nunca son precisos. A veces se dilatan durante una semana. Entonces, ¿por qué me preocupo? Diablos, yo mismo llegué tarde cuando vine. Me pregunto qué pensaría entonces el pobre tipo al que reemplacé.

20 de septiembre
La Charon tampoco llegó ayer. Después de que me harté de esperar, cogí la botella de whisky y regresé al cuarto de control. Y afuera. A beber otro trago de estrellas. Y de vórtice. Desperté al vórtice y lo bebí a tragos.
Un montón de tragos. Terminé la botella. Hoy he tenido una resaca que pensé que jamás regresaría a la Tierra.
Me he comportado como un imbécil. La tripulación de la Charon puede haber visto los colores del vórtice. Si me denuncian, tendré que pagar una fortuna que saldrá del dinero que me espera en la Tierra.

21 de septiembre¿Dónde está la Charon? ¿Le ha ocurrido algo? ¿Vendrá?

22 de septiembre
Salí de nuevo.
Dios mío, qué hermoso, qué solitario, qué vasto. Inolvidable, ésa es la palabra. La belleza que hay allí afuera es inolvidable. A veces pienso que soy un tonto por regresar. Cambio la eternidad por una pizza, una circunstancia, una palabra amable.
¡NO! ¿Qué estoy escribiendo? No. Voy a regresar. Por supuesto que voy a hacerlo. Necesito la Tierra, la extraño, la quiero. Esta vez será diferente. Encontraré a otra Karen, y esta vez no cometeré errores.

23 de septiembre
Estoy enfermo. Dios, estoy enfermo. Las cosas que he pensado. Creía haber cambiado pero sé que no lo he hecho. Se me ha dado por quedarme aquí, por firmar contrato por otro período. No quiero. No. Sin embargo, pienso que sigo temiéndole a la vida, a la Tierra, a todo.
Date prisa, Charon. Date prisa, antes de que cambie de idea.

24 de septiembre
¿Karen o el vórtice? ¿La Tierra o la eternidad? ¡Maldito sea, cómo puedo pensar así! ¡Karen! ¡La Tierra! Debo tener valor, debo enfrentar el dolor, debo disfrutar de la vida. No soy una piedra. Ni una isla. Ni una estrella.

25 de septiembre
Ni señales de la Charon. Lleva una semana completa de retraso. A veces ocurre. Pero no con demasiada frecuencia. Llegará pronto. Lo sé.

30 de septiembre
Nada. Todos los días observo, y espero. Controlo los radares y salgo a mirar y recorro el anillo. Pero nada. Nunca se han demorado tanto. ¿Qué es lo que ha fallado?

3 de octubre
Una nave, hoy. No era la Charon. Lo pensé al principio, cuando los radares la detectaron. Grité, lo suficientemente alto como para despertar al vórtice. Pero eché una mirada y se me partió el alma. Era demasiado grande y venía en línea recta, sin frenar.
Salí y la dejé pasar. Y me quedé afuera mucho tiempo.

4 de octubre
Quiero ir a casa. ¿Dónde están? No lo entiendo. No lo entiendo. No pueden abandonarme aquí. No pueden. No lo harán.

6 de octubre
Una nave, hoy. Otra vez se trataba de una nave anular. Antes las observaba. Ahora las odio porque no son la Charon. Sin embargo, la dejé pasar.

7 de octubre
He desempacado. Es absurdo tener todo guardado en las maletas si no sé cuándo vendrá la Charon. Si es que viene.
A pesar de todo, aún la espero. Está en camino. Lo sé. Sólo que se ha demorado en alguna parte. Una avería en el cinturón, tal vez.
Existen muchas explicaciones.
Mientras tanto, realizo tareas extrañas alrededor del anillo. Nunca me dediqué a ponerlo en forma para mi relevo. Estuve demasiado ocupado contemplando las estrellas, y me olvidé de mis deberes.

8 de enero (O algo así)
Oscuridad y desesperación.
Ya sé por qué la Charon no ha llegado. No me cabe la menor duda. El calendario estaba revuelto. Es enero, no octubre. He vivido equivocado con respecto a las fechas durante meses. Incluso he celebrado la fiesta nacional de mi país un día equivocado.
Lo descubrí ayer cuando efectuaba unos ajustes en el anillo. Quería asegurarme de que todo funcionara bien. Para mi relevo.
Sólo que no existe ningún relevo.
La Charon llegó hace tres meses. La destruí.
Enfermo. Estaba enfermo. Enfermo y loco. Tan pronto como lo hice, tomé conciencia de lo que hice. ¡Oh, Dios! Grité durante horas.
Entonces, barajé las hojas del calendario. Y olvidé. Quizá deliberadamente. Tal vez no soportaba recordar una cosa semejante. No lo sé. Todo lo que sé es que lo olvidé.
Pero ahora recuerdo. Ahora lo recuerdo todo.
Los exploradores me avisaron que la Charon se aproximaba. Yo estaba afuera, esperando. Observando. Tratando de que la última visión de las estrellas, de la oscuridad, permaneciera en mi para siempre.
La Charon vino a través de la oscuridad. Parecía tan lenta comparada con las naves anulares. Y tan pequeña. Era mi salvación, mi relevo; sin embargo, parecía tan frágil, tan tonta y, de alguna manera, tan fea. Escuálida. Me recordó la Tierra.
Se dirigió hacia los muelles, introduciéndose en el anillo, desde arriba, hacia la sección habitable de Cerbero. Tan, tan lentamente. La miré venir. Me pregunté qué dirían la tripulación y mi relevo. Qué pensarían de mí. Me mordía los puños.
Y de repente no soporté más. De repente, la nave me dio miedo. De repente, la odié.
Y desperté al vórtice.
Una llamarada roja, ramificada en lenguas amarillas, creció rápidamente disparando rayos verdeazulados. Uno de ellos pasó cerca la Charon. Y la nave se sacudió.
Ahora comprendo que no me di cuenta de lo que hacía. Sabía que la Charon no estaba blindada. Sabía que no podría soportar las descargas de energía del vórtice. Lo sabía.
La Charon era tan lenta, y el vórtice tan veloz. En dos segundos, el remolino envolvió la nave. En tres, la había devorado.
Todo ocurrió muy rápido. No sé si la nave se derritió, o ardió, o estalló. No obstante, sé que no habría podido salvarse. Sin embargo, no hay sangre en el anillo estelar. Los restos están en algún lugar, del otro lado del no-espacio. Si es que quedaron restos.
El anillo y la oscuridad parecen los de siempre.
Por eso lo olvidé tan fácilmente. Y seguramente que deseaba mucho olvidarlo.
¿Y ahora? ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Lo descubrirán los de la Tierra? ¿Habrá otro relevo?
Quiero ir a casa.
Karen, yo...

16 de junio
Mi relevo ha partido hoy desde la Tierra.
Por lo menos, es lo que creo, Por alguna razón, se han mezclado las hojas del calendario y no estoy seguro de la fecha. Pero, volveré a ordenarlas.
De todos modos, sólo debe de haberse alterado en uno o dos días, sino me habría dado cuenta. Por consiguiente, mi relevo ya está en camino. Por supuesto, tardará tres meses en llegar.
Pero, ya está en camino.

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